viernes, 3 de junio de 2011

Una peli con sonido, mucho mejor

El sonido en combinación con la imagen se ha convertido en algo imprescindible a la hora de ver una película

El cine sonoro nació en 1927 en Estados Unidos con el estreno del largometraje El cantante de jazz (The Jazz Singer). Hasta entonces y desde 1888 se había estado buscando la manera de combinar música e imagen; sin embargo no se conseguía la sintonía perfecta. Aunque cabe señalar que, para que la gente no se aburriese, en el cine mudo era muy frecuente que directores y productores contratasen músicos y compositores para acompañar con música la proyección de las películas, además de incorporar ruidos ambientales (como el sonido de la calle o de los animales).
El cine mudo había alcanzado en 1926 su máximo esplendor y Hollywood se había convertido en una gran fábrica de buenas producciones. Por contra, el éxito alcanzado con la primera película sonora (su eslogan era "Aún no has oído nada") supuso el comienzo del fin de este tipo de cine que había comenzado en 1895. Con él también se hundieron numerosas estrellas que pusieron fin a su carrera, como Norma Talmadge, Clara Bow o John Gilbert, cuyas voces no eran atractivas o no eran acordes al papel que interpretaban. Otros como Charles Chaplin (que no estaba de acuerdo con el cine sonoro), tuvieron que adaptarse a los cambios "Hubo muchos de estos personajes cómicos que tuvieron que vincular el humor a los diálogos: los diálogos no tienen que ser como si alguien hablase de algo, sino también se tienen que decir palabras", concluye el Máster en Teoría y Práctica del documental creativo, Pedro Klimovsky
Pronto el cine sonoro se expandió hacia el exterior y llegó hacia finales de los años 20 a países como Inglaterra, Alemania, Japón o México, en donde empezaron a rodar sus propios largometrajes con sonido.
Este nuevo fenómeno, sin embargo tuvo dificultades en sus primeros años de vida, ya que las escenas no tenían movimiento, las cámaras hacían ruido, los micrófonos no captaban con claridad las voces de los actores y algunas personas pensaban que con el cine sonoro desaparecería la creatividad de las películas. Otra cuestión muy importante era la forma de hacer cine sonoro: al principio se utilizaba la técnica de grabar un disco para, posteriormente, sincronizarlo con la película (algo muy peligroso, ya que en numerosas ocasiones no se ajustaban sonido e imagen). Unos pocos años después se consiguieron superar los problemas técnicos y se introdujo algún avance como la jirafa (que es un micrófono que se coloca en lo alto de la escena), el cual permitió la movilidad de las escenas. Ante esto, Pedro Klimovsky apunta: "La transición del cine mudo al cine sonoro, como todas las transiciones fue traumática, ya que la industria del momento no estaba preparada para esta incorporación".
En la actualidad, gracias a la digitalización, es muy sencillo obtener una mezcla sincronizada de sonidos e imágenes, además de otras mejoras como la reducción del tamaño de los medios de grabación o la manipulación de las grabaciones para introducir efectos especiales. Es casi imposible concibir el cine sin sonido, ya que este se considera como un lenguaje audiovisual.
Y es que: ¿Qué hubiese sido del cine sin frases míticas como: "La muerte es segura, la vida no" (Training Day), "Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte..." (Gladiator) o "Siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad (El precio del poder)?



No hay comentarios:

Publicar un comentario